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Acuéstate conmigo!
- Le dijo la hermosa mujer a José.
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- No puedo
hacerlo, ¡Tu esposo ha puesto toda su confianza en mí! -Respondió.
Ella volvió a insistir, pues José tenía un semblante hermoso y buena
presencia física. Los dos se encontraban solos en casa de ella, pues
José trabajaba allí.
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- ¡Duerme conmigo!
- Le volvió a decir en forma apasionada y queriendo convencerlo.
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- ¡Yo no puedo
hacer este mal tan grande y pecar contra Dios! - Ella, al ver su
firmeza, lo agarró de la ropa fuertemente para que no se le escape la
gran presa que tenía en su delante.
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- ¡Acuéstate
conmigo! - Le repitió. Lógicamente que su intención al pedirle que se
acueste con ella era tener relaciones sexuales. Sería muy inocente creer
que le decía “Acuéstate conmigo” solo para que le haga cosquillitas o
para ver juntos “Fisica Química”.
.José,
al darse cuenta que ella lo tenía fuertemente agarrado de la ropa, y que
su integridad y pureza estaban en gran peligro, hizo lo impensable: Dejó
su ropa en manos de ella y huyó semidesnudo.
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Esta historia es
real y ocurrió entre la esposa del señor Potifar y su fiel administrador
José. Del nombre de la mencionada señora, no se sabe nada; aunque yo le
pondría “Débora”, porque era toda una “devoradora”. La emocionante
historia completa está en Génesis capítulo 39.
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La gran pregunta
es “¿Porqué José no quiso acostarse con la esposa de Potifar? Algunos
dirán: “Seguramente era fea y tenía cintura de huevo”, pero eso es poco
probable porque el Señor Potifar era un alto funcionario de la corte de
Egipto, y como tal, todo funcionario buscaba las mujeres más hermosas de
su país sólo como adorno. Otro dirá: “José no era hombre, pero al
contrario, José era todo un gran hombre porque hay que ser poco hombre,
y bien débil y cobarde para caer en toda una semejante tentación. Y un
último dirá: “¡Qué tonto José, cómo se perdió una gran oportunidad!”;
Pero no fue tonto, porque si hubiera caído con la esposa de Potifar,
nunca hubiera llegado a ser Primer Ministro de Egipto. Entonces, ¿Porqué
José no quiso acostarse con la esposa de Potifar. Vamos a ver tres
razones de peso:
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1.- JOSÉ
ERA UN HOMBRE DE PRIMERA, Y COMO TAL, QUERÍA UNA MUJER DE PRIMERA.- José
era puro, virgen, sano, inteligente, racional, fuerte y sabio; y no
esperaba nada menos para él. Era exactamente todo lo contrario a la
esposa de Potifar. Ella ya no era de primera porque conocía el sexo y no
era virgen. Ni siquiera podemos decir que era de “segunda” porque,
¡Quién sabe con cuántos más se habrá acostado con las costumbres
carnívoras que tenía! ¿Sería de cuarta, quinta, ..., o de etcétera?
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2.- JOSÉ
ERA UN HOMBRE DE “MARCA” Y QUERÍA UNA MUJER DE “MARCA”. - La esposa de
Potifar no era de “marca; era de “merca”. Un hombre de “marca” es aquel
que es único, exclusivo, difícil de alcanzar y conseguir; es de un
precio más alto. La esposa de Potifar era de “merca” porque se ofrecía
como mercadería o mercancía. No ofrecía nada bueno, solo su cuerpo; y
para un hombre grande y de marca como José, eso era muy poco, ya que él
tenía la cualidad y visión de mirar más allá del cuerpo, miraba el
corazón y el alma pura de las personas. Si no hubiera sido un gran
hombre, se hubiera conformado con el cuerpo, pero un gran hombre actúa
por la razón y no sólo por instinto como los animales.
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3.- JOSÉ
ERA UN BUEN CHICO Y QUERÍA UNA BUENA CHICA.- La esposa de Potifar no era
buena chica, era buena “chueca”.- Chueco su corazón, chueca su fidelidad
a su esposo, chueca su mente, su conciencia y sus costumbres. Quizá lo
único que tenía derechas eran sus piernas, pero eso no es de gran valor
cuando se encuentra en una mujer que sólo tiene belleza física, mas su
belleza espiritual e interna está más vacía que un globo. Es como un
simple adorno y nada más; como un bello auto que no tiene motor, como
tener el billete de lotería pero no el premio.
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¡José era
un verdadero hombre de primera! La historia nos relata que llegó a ser
un gran gobernante y que salvó a millones de personas de la hambruna que
azotó a Egipto por siete años. Todo eso por su integridad. Desde muy
joven, José no se consideraba “cualquier hombre”. Un hombre que no es
cualquiera, no se acuesta con cualquiera. Es fiel a Dios, a sus
principios y a su esposa; y no la cambia por cualquier mujer que es
regalada y rebajada así de fácil. Un Hombre de primera es aquel que sabe
hacer feliz a una mujer, los de segunda solo las hacen llorar. ¡Tú
tienes que ser un hombre de primera! Al parecer, en nuestro Siglo XXI ya
no hay hombres de primera. Los pasillos de Palacio de Justicia están
llenos de “hombres” que no reconocen a sus hijos. Un hombre de primera
nunca hace abortar a su pareja y no abandona a sus hijos. Es hombre de
una sola mujer, no de muchas. Es un gran hombre, no un gran
“hambriento”.
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Los hombres
de primera no se han perdido. Creo que sí hay esperanza para el España,
Europa y el mundo porque todavía hay millones de jóvenes valientes que
se atreven a ser diferentes y a marchar contra la corriente. Por eso
dije que “parece” que no hay, porque en realidad sí hay. Querido amigo,
tú que eres un adolescente o joven, tienes un gran futuro por delante.
Decídete a ser un hombre de primera y a romper con la cadena de hombres
de “segunda” que viene desde hace años destruyendo millones de vidas.
¡Tú eres un eslabón de la cadena de hombres de primera! Se necesita
urgentemente esta clase de hombres que son felices ellos mismos y que
saben hacer feliz a su familia, sus amigos y a su país entero. Si has
sido hasta ahora un hombre sin valores, con una vida vacía y sin
sentido, ahora es tu oportunidad de cambiar y convertirte en un gran
hombre, ¡Entrégate a Jesucristo! Con tu valiente decisión, la especie de
hombres de segunda muy pronto estará en extinción. Ahora nace una nueva
raza, una generación de impacto ¡Un gran ejército de hombres de primera!
Hombres que aman e imitan a nuestro mejor ejemplo: Jesucristo.
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Que Dios
Bendiga.
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