El noviazgo
es sinónimo de correspondencia y
afinidad, ¿pero en qué? Primeramente en
valores, sentimientos, intereses,
gustos, aficiones... eso es lo
importante; la atracción física y la
diversión son los elementos decorativos
de una relación profunda, pero nunca, el
motivo de unión y de entrega absoluta.
En
algún momento de nuestra vida nos
descubrimos ilusionados y cautivados por
una persona en especial. Podemos afirmar
que nada se compara con la presencia de
“ese alguien” y nuestro cariño se
fortalece en la medida que encontramos
correspondencia a las atenciones y
detalles que mutuamente se procuran en
pareja.
Lamentablemente, pocas
son las parejas que pudieran servir de
modelo para ilustrar como debe vivirse
el noviazgo. Los más nobles sentimientos
parecen estar sometidos a unos cuantos
encuentros casuales, al placer sensual,
a rendir nuestro juicio y voluntad a las
exigencias de la otra persona. Tal vez
la modernidad propone una vida sin
compromisos, donde a final de cuentas lo
importante es “pasar un buen rato”...
Si deseamos que el noviazgo sea un
medio para el desarrollo individual y el
crecimiento como pareja, es necesario
poner en práctica algunos valores
necesarios e importantes para lograr
este objetivo:
Respeto
Siempre se habla de respetar ideas,
gustos, hábitos y costumbres, pero eso
no significa estar de acuerdo con todo,
o permanecer indiferentes. Muchos de
estos aspectos pueden no parecernos e
incluso disgustarnos y lo correcto será
ayudarse mutuamente a corregirlos.
Recordemos que cuando existe un interés
y cariño auténticos, siempre se buscará
el bien de la otra persona.
El
respeto en pareja también debe vivirse
en las manifestaciones de cariño:
caricias, abrazos, e incluso palabras.
¿Cómo saber que estamos actuando
correctamente? Alguien decía a una joven
pareja: “Cuando estén a solas,
compórtense de la misma manera que si
estuvieran delante de sus padres o de
otras personas; así no se equivocarán,
ni cometerán una imprudencia”.
Con nuestro digno comportamiento,
también demostramos respeto por nuestros
padres, la familia y todos los
principios morales recibidos en casa, la
escuela y la iglesia.
Decencia
En el noviazgo siempre
es necesario evitar todo aquello que sea
provocativo: ropa, posturas, caricias,
palabras y hasta algunos tipos de baile,
estos son recursos que utilizan las
personas para aprovecharse de la
situación y lo único que buscan es una
relación pasajera. Si deseas que te
tomen en serio y te aprecien de verdad,
evítalas; así no darás la impresión de
ser una “persona fácil”. También es
conveniente tener un horario adecuado
para salir, pues siempre habrá
murmuraciones respecto a las parejas
trasnochadoras.
Después de todo,
cualquier persona prefiere entablar una
relación seria con alguien que viva este
valor, pues no existe nada en su
conducta que sea reprochable, ni rumores
ni calumnias, sólo comentarios
positivos. El comportarse decentemente
garantiza tu buena fama.
Sana Diversión
Uno de los más
grandes peligros que existen en los
noviazgos, es la búsqueda constante de
nuevas diversiones. Lo más difícil es
encontrar actividades que nos permitan
vivir los valores y conducirnos con
respeto.
La ociosidad y la falta
de prudencia en pareja constituyen la
causa de todos los desaciertos que se
cometen. Por eso ayuda mucho el asistir
a lugares públicos con adecuada
iluminación; participar en actividades
de conjunto; platicar en casa o ver
películas a puertas abiertas, además de
cerciorarse que alguna otra persona se
encuentra en el lugar; tener alguna
afición: deportes, música, pintura,
colecciones; utilizar el auto para
transportarse y no como “refugio” para
tener cierta intimidad.
Conviene
recordar que los lugares y actividades
donde circula el alcohol, drogas o
prevalece un ambiente sensual, disminuye
nuestra capacidad de autodominio; por lo
tanto, no deben considerarse como la
mejor opción para divertirse.
Autoestima
En apariencia
la autoestima en un valor egoísta, donde
proteger nuestro yo íntimo es lo más
importante para no salir lastimados.
Pero la realidad es que la autoestima
nos permite descubrir todo lo bueno que
tenemos (cualidades, habilidades,
hábitos), así como nuestros defectos.
Esto nos permite desarrollar nuestras
cualidades y buscar la manera de superar
nuestras fallas. El conocimiento propio
nos brinda seguridad y confianza,
tomando conciencia del valor que como
personas tenemos.
Cuando la
autoestima está bien fundamentada, se
aprende a aceptar los consejos y
críticas para mejorar nuestra persona:
modales, vocabulario, forma de vestir,
disposición al trabajo o al estudio,
relación familiar, etc. Pero también nos
ayuda a defender nuestros principios
morales, rechazar la manipulación de
nuestras ideas y sentimientos para ceder
a los caprichos de otra persona, sea
cambiando nuestra conducta, creencias,
amistades o donar nuestro cuerpo por
temor a perder “ese cariño”.
A
pesar del dictado de nuestros
sentimientos, la autoestima nos permite
abandonar una relación que no prospera
por las discusiones, la falta de
entendimiento y de respeto, o que
definitivamente nos impide comportarnos
con dignidad.
Compromiso
¿Compromiso en el noviazgo? Esto si
que es novedad. Aunque parezca exagerado
y fuera de contexto, no debería
extrañarnos hablar de este valor si lo
consideramos como elemento indispensable
para desarrollar nuestra personalidad.
La formalidad en nuestra conducta
nos lleva a cumplir lo mejor posible los
compromisos adquiridos, esto es,
corresponder a la confianza depositada,
demostrar que nuestra palabra empeñada
vale tanto o más que un contrato
escrito, vivir la sinceridad evitando la
mentira y la doble personalidad,
discretos para no revelar las
confidencias recibidas... ¡Lo mismo que
en un trabajo profesional, con los
amigos o en familia! Ese es el primer
compromiso que tenemos: ser honestos con
nosotros mismos para poder cumplir
íntegramente con los demás..
En
todas las relaciones humanas hace falta
comportarse con madurez y seriedad; el
noviazgo no es una relación de segunda
categoría por ser una “relación
informal”. Esto significa evitar jugar
con los sentimientos de la otra persona,
engañar a varias a la vez o buscar la
compañía para cuando no haya algo mejor
que hacer..
De alguna manera, al
vivir lo mejor posible nuestro noviazgo
nos estamos preparando para adquirir
mayores compromisos, como puede ser el
matrimonio. Lo cierto es que la falta de
compromiso en cualquier actividad o
relación, termina por llevarnos a la
superficialidad, la apatía y la
trampa... ¿Se puede confiar en alguien
así?
Esto no quiere decir que al
tener una pareja debemos permanecer
“atados” indefinidamente. Se trata de
poner en orden nuestros intereses,
planes, actividades y sentimientos, para
encontrar el momento justo y la persona
adecuada para emprender una relación.
Comportarse de esta manera, nos da
personalidad, madurez y calidad humana.
Devolver el encanto al noviazgo es
algo más que ver la vida color de rosa,
es recuperar el respeto y la dignidad de
hombres y mujeres, convirtiéndose en
personas con la capacidad de formar una
familia que vive y transmite valores
humanos a la sociedad